Durante la época más oscura de la historia de Brasil, tres hombres valientes se unieron para llevar esperanza y justicia a los más necesitados. Pedro Casaldáliga, Dom Tomás Balduíno y Canuto fundaron la Comissão Pastoral da Terra (CPT) en medio de la dictadura militar que asolaba al país. Su objetivo era claro: defender los derechos de los trabajadores rurales y luchar contra la violencia y la opresión en el campo.
Canuto, un campesino de origen humilde, se convirtió en un activista por los derechos humanos y en un líder sindical en la región de Goiás. Fue en ese contexto que conoció a Pedro Casaldáliga, un obispo español que llegó a Brasil en 1968 y que pronto se unió a la lucha por la justicia social. Juntos, estos dos hombres se unieron a Dom Tomás Balduíno, un obispo de la región de Goiás que también se destacó por su defensa de los derechos humanos.
En medio de la dictadura militar, la CPT fue fundada en 1975, con el objetivo de apoyar y defender a los trabajadores rurales que sufrían constantes abusos y violencia en el campo. La CPT se convirtió en una voz valiente y fuerte en la lucha por la reforma agraria y la justicia social en Brasil.
Canuto, junto con sus compañeros, se dedicó en cuerpo y alma a la lucha por los derechos de los campesinos y trabajadores rurales. Viajaron por todo el país, visitando comunidades rurales y denunciando las injusticias y violaciones de derechos humanos que allí se cometían. Su trabajo no pasó desapercibido y pronto se convirtieron en un blanco para el gobierno militar.
A pesar de las amenazas y la violencia que enfrentaron, Canuto, Pedro y Dom Tomás no se dejaron intimidar y continuaron su lucha con valentía y determinación. Su trabajo fue fundamental para la creación de la Constitución de 1988, que garantizó los derechos de los trabajadores rurales y el acceso a la tierra.
La CPT también jugó un papel clave en la defensa de los derechos de los pueblos indígenas y la protección del medio ambiente. Canuto y sus compañeros entendían que la justicia social y la protección del medio ambiente eran inseparables y lucharon incansablemente por ambos.
Su trabajo no solo tuvo un impacto a nivel nacional, sino también internacional. La CPT se convirtió en un modelo para otras organizaciones que luchan por los derechos humanos en el campo y muchos líderes de todo el mundo vinieron a Brasil para aprender de su experiencia.
A pesar de los enormes desafíos y peligros que enfrentaron, Canuto, Pedro y Dom Tomás nunca perdieron su fe y esperanza en un Brasil más justo y equitativo. Su trabajo y su legado continúan inspirando a las generaciones futuras a luchar por la justicia y la igualdad.
Hoy, la CPT sigue activa y sigue luchando por los derechos de los trabajadores rurales y la reforma agraria en Brasil. Canuto, Pedro y Dom Tomás ya no están con nosotros, pero su espíritu y su dedicación siguen vivos en la labor de la CPT y en la memoria de todos aquellos que luchan por un mundo más justo.
En un país donde la desigualdad y la violencia en el campo aún son una realidad, la historia de Canuto, Pedro y Dom Tomás nos recuerda que la lucha por la justicia nunca debe detenerse. Su ejemplo nos inspira a seguir luchando por un Brasil donde todos tengan acceso a la tierra, a una vida digna y a la justicia. La CPT y su legado son un recordatorio de que juntos podemos hacer la diferencia y