El pasado jueves, la comunidad de la Universidad de São Paulo se unió en un emotivo homenaje a Sarah Domingues, una estudiante de 22 años que falleció en un trágico accidente de tránsito. Durante dos horas, sus colegas la velaron al son de gritos de protesta, en un acto que demostró el profundo impacto que Sarah tuvo en la vida de quienes la conocieron.
Sarah era una joven brillante, llena de vida y con un futuro prometedor. Estaba cursando el último año de su carrera en la Facultad de Derecho de la Universidad de São Paulo y era conocida por su dedicación y pasión por el estudio. Además, era una activista comprometida con diversas causas sociales y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás.
Su repentina partida dejó a todos conmocionados y su ausencia se sintió de inmediato en el campus universitario. Por eso, sus compañeros decidieron rendirle un último homenaje en el lugar donde pasó gran parte de su tiempo: la universidad.
La ceremonia de velación comenzó con una marcha silenciosa por los pasillos de la facultad, mientras los estudiantes sostenían pancartas con mensajes de despedida y justicia para Sarah. Al llegar al auditorio, donde se encontraba el féretro de la joven, se escucharon los primeros gritos de protesta.
“¡Justicia para Sarah!”, “¡No más muertes en las calles!”, “¡Basta de impunidad!”, eran algunas de las consignas que resonaban en el lugar. Los estudiantes, conmovidos por la pérdida de su amiga y compañera, no dudaron en alzar su voz para exigir un cambio en las políticas de seguridad vial.
Durante las dos horas que duró el velorio, se sucedieron los discursos en honor a Sarah. Sus profesores, amigos y familiares compartieron anécdotas y recuerdos de la joven, destacando su inteligencia, su compromiso social y su carisma. Todos coincidían en que Sarah era una persona especial, que dejó una huella imborrable en sus vidas.
Pero también hubo espacio para la reflexión y la denuncia. Los estudiantes aprovecharon la ocasión para denunciar la falta de medidas de seguridad en las calles y exigir justicia para Sarah y todas las víctimas de accidentes de tránsito. “No podemos seguir perdiendo a nuestros seres queridos por la negligencia de otros”, afirmó uno de los oradores.
El velorio de Sarah fue un acto de amor y resistencia. Los estudiantes demostraron que no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados ante las injusticias y que seguirán luchando por un mundo más justo y seguro. Además, fue una oportunidad para recordar la importancia de valorar y cuidar a quienes nos rodean, ya que nunca sabemos cuándo será la última vez que los veamos.
Al finalizar la ceremonia, los estudiantes formaron una cadena humana alrededor del féretro y cantaron juntos una canción que Sarah solía entonar en las manifestaciones. Fue un momento emotivo y conmovedor, que dejó en claro que su legado seguirá vivo en cada uno de ellos.
El velorio de Sarah Domingues fue mucho más que una despedida. Fue un grito de protesta, un llamado a la acción y un recordatorio de que cada vida perdida en las calles es una tragedia evitable. Que su memoria nos inspire a seguir luchando por un mundo mejor y a no olvidar nunca a quienes nos dejaron demasiado pronto.
Descansa en paz, Sarah. Tu luz seguirá brillando en cada uno de nosotros.